L'ORANGERIE, Cuernavaca

Mi estancia en L'Orangerie fue muy agradable, aunque experimenté un poco de ruido de la calle. Ignacio, el dueño, era amable y siempre estaba dispuesto a ayudarme a planear mis días. Los desayunos eran deliciosos, especialmente los huevos rancheros y los chilaquiles. Sin embargo, el café podría mejorar un poco. En general, fue una experiencia íntima y memorable.

Disfruté mucho mi estancia en L'Orangerie. Ignacio, el propietario, fue cálido y amable, aportando a mi experiencia con sus interesantes conversaciones sobre política. Los desayunos fueron un punto destacado, aunque hubiese querido que el café fuera mejor. El hotel tiene un ambiente íntimo y acogedor, aunque el ruido de la calle a veces era notorio.

Durante mis cuatro noches en L'Orangerie, disfruté de un ambiente íntimo y acogedor, especialmente gracias a la calidez del propietario Ignacio. Las conversaciones sobre política en México y América Latina fueron fascinantes. Sin embargo, un poco de ruido de la calle se hizo presente, aunque no me molestó demasiado.

Mi estancia en L'Orangerie fue muy agradable, gracias a la calidez de Ignacio, el dueño, quien siempre estuvo dispuesto a ayudarme. Sin embargo, el ruido de la calle a veces fue incómodo por las noches. A pesar de eso, los desayunos, especialmente los huevos rancheros y chilaquiles, fueron exquisitos y realmente memorables.

Tuve una experiencia mixta en L'Orangerie. Por un lado, disfruté la atención cariñosa de Ignacio y los deliciosos desayunos, especialmente los huevos rancheros. Sin embargo, el ruido de la avenida cercana fue algo molesto y la falta de servicio se sintió en ciertos momentos.